El próximo día 25
podremos elegir a los miembros del Parlamento Europeo. Será un error
abstenerse. Esa decisión dejaría vía libre a populares, socialdemócratas y
similares --los que han impuesto sus ruinosas políticas
neoliberales-- para seguir empobreciendo a los pueblos, aumentando
el desempleo y los recortes sociales, consiguiendo su fin: aumentar el poder
del capital financiero a costa de desmantelar el tejido productivo de los
países del sur.
Quienes deseen superar la maldita crisis no pueden apoyar a los que nos
la han traído. Hay que intentar confiar en los que proponen cambiar
radicalmente de políticas. Puede ocurrir que finalmente nos engañen o que se
vean impotentes ante la todopoderosa presión de los llamados mercados, pero hay
que confiar en esta opción porque es la única posibilidad que nos queda de
escapar de las garras de la madrastra en que han convertido a Europa. Para muestra
puede que sirva este ejemplo: El Sr. Olli Rehn, Comisario de asuntos económicos
y monetarios de la UE, no se cansa de repetir que la causa de la crisis en
España se debe al alto déficit y que por lo tanto hay que aplicar severas
medidas de austeridad, o sea recortes, recortes, recortes… Bueno pues dicho Sr.
miente o es un incompetente porque, cuando empezó la crisis, España gozaba de
superávit; además la deuda no llegaba al 40 por ciento, hoy, después de aplicar
las “milagrosas” medidas, está rozando el 100 por 100 del P.I.B. Y los medios,
que en su mayoría son la voz de su amo, difunden estos dogmas y se quedan tan a
gusto. Así la ciudadanía desinformada, por más que sufra, no se saldrá del
redil.
Con este increíble descaro, falacia y connivencia de los neoliberales, el
capitalismo salvaje ha conseguido anular los marcos constitucionales y, con
ello, los sistemas democráticos. Nada se podrá hacer que afecte a los intereses
del capital. Si no lo remediamos, el inminente Tratado de Libre Comercio entre Estados
Unidos y la Unión Europea supondrá otra vuelta de tuerca más contra los pueblos
de Europa. Las grandes empresas multinacionales impondrán su ley del mercado
sobre las leyes nacionales, exigiendo y obteniendo indemnizaciones costosísimas
en aquellos casos en que sus beneficios se vean afectados, como ya está
ocurriendo. Eso exigirá reducir aún más los salarios, seguir recortando gastos
sociales, ignorar los desastres medioambientales y seguir haciendo propaganda
de que se está recuperando la economía mientras la ciudadanía se hunde en las
míseras condiciones del tercer mundo.
¿Qué podemos hacer? ¿Qué Europa querríamos construir? Estamos en una
encrucijada en la que el Parlamento Europeo, cuyo poder es limitado, hay que
reconocerlo, va a tener más competencias para elegir a los miembros de la
Comisión Europea. Aunque Europa está lejos de constituir un sistema democrático
participativo, hay que tratar de conseguir que, al menos en el Parlamento,
aumenten las fuerzas políticas que remen en sentido contrario. Lo que venga
después ya se vería.
Eso solo se puede alcanzar mediante el voto responsable. Si los pueblos
ponen voluntad en liberarse de este sistema esclavista, será posible. De lo
contrario habrá que aguantarse con lo que nos ocurra.
En entradas anteriores hemos dado cuenta de los acontecimientos que han
tenido lugar en El Centro Social Acampada Dignidad Rey Heredia. Se anunciaba la
orden judicial de desalojo para la primera semana de mayo. Pues bien, nos
alegra decir que la Audiencia Provincial ha respondido al recurso presentado
revocando la orden de desalojo preventivo. Es un éxito de quienes han creído en
la fuerza que proporciona la voluntad del pueblo unido por una causa justa.
Cambiar el futuro de Europa puede que esté también a nuestro alcance si
creemos en el poder que, de momento, tenemos con nuestros votos, si analizamos
con buen criterio las opciones y la mayoría acierta con la elección adecuada.
Se puede comprender que en España quienes hayan sido imbuidos hasta las entrañas de
sumisas consignas azules sientan injusta aversión por el rojo emancipador y
solidario, pero también está la opción del sendero verde de la concordia con la
naturaleza.
Estupenda entrada que saca a la luz las falacias que pregonan tanto políticos nacionales como europeos para impulsar e imponer políticas que sirvan a un capitalismo cada día más voraz.
ResponderEliminarA su vez, explica claramente el enorme poder de la ciudadanía para cambiar las cosas con el solo hecho de utilizar su voto.
Por eso es tan importante no darlo a quienes nos están masacrando y optar por otras propuestas que defiendan otro modelo de sociedad más justa y sean respetuosas con el medio ambiente.
No podemos dejarnos llevar y confiar en "lo malo conocido" porque es perverso y está concibiendo aún mayores perversidades futuras.
La apuesta por otras opciones progresistas, ¿es incierta?. Posiblemente. ¿Es arriesgada? No creo; siempre cabe una esperanza y,desde luego, peor de lo que hay actualmente no puede ser.
Pensemos bien nuestro voto, que es muy valioso.
¡Preciosa e interesantísima entrada! Y también estupendo el comentario de Alondra.
ResponderEliminarAhora más que nunca, en estas próximas elecciones estamos llamados, como muy bien se expresa en el post, a "remar en sentido contrario", es decir, a apostar por otro tipo de política que de verdad se haga a favor de las personas y no de los poderosos. Otra situación es posible, y muy bien lo hemos visto, -como lee en el texto y se ve en una de las imágenes- en el ejemplo de la lucha del Centro Social Acampada Dignidad Rey Heredia. ¡Juntos podemos!
En la línea habitual, siempre añadís juiciosas precisiones sobre el contenido y objetivo de cada entrada. Está claro que hay sintonía. Veremos qué pasa a partir del domingo. Mucho tendrá que cambiar la mentalidad de la gente para que empecemos a ver el futuro con esperanza. De todos modos hay que que seguir insistiendo porque si no nadamos contra corriente, seremos arrastrados por ella.
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