Colaboración de la compañera Alondra
Ruiz Gallardón ha elaborado una ley para regular mejor
el derecho al aborto, a la que califica de la más progresista del Gobierno.
¿En qué mundo se mueve el Ministro que no oye las voces
de la sociedad (incluida la suya) o de la prensa nacional e internacional que
la tachan de ultrarreaccionaria y abusiva?
Sirva de muestra el editorial (23 -12 -2013) del The
Times –referente mundial del periodismo conservador- que dice: “Trasladar la
legislación penal a un tema de salud y de conciencia de las mujeres es un abuso
de poder del Gobierno”. Una práctica que el editorial asimila a los regímenes
autocráticos.
Dice Gallardón que por primera vez la mujer no es
culpable del aborto. Se puede consentir tamaña ofensa?
Esta ley reduce a la mujer a una mera incubadora y le
niega el derecho a disponer de su cuerpo en los primeros meses del embarazo
(por la contraposición de opiniones sobre la célula cigoto). La convierte en
menor de edad al limitar enormemente los supuestos de una decisión que solo le
corresponde a ella y duda de su criterio al hacerla pasar por el dictamen de
una serie de personas que, a veces, ni ella misma elige.
Dice Gallardón que esta ley protege al concebido y el
derecho de las mujeres a ser madres. ¿Acaso antes se les obligaba a abortar?
En cuanto al concebido, lo más importante no es darle la
vida sino en qué condiciones de calidad se desarrollará esa vida y, muy
posiblemente, alguien que nace con una grave malformación no disfrute de esa
calidad.
El aborto es una realidad social innegable y esconder la
realidad no la cambia. Solo que, en adelante –como en los tiempos más
siniestros del franquismo y nacionalcatolicismo- quien tenga dinero se irá a un
país desarrollado a que le solucionen su problema o el de su hija adolescente
con todas las garantías y quien no tenga se jugará la vida y posibles futuros
embarazos en manos de un “matarife” y en condiciones deplorables, cuando no inhumanas.
Es otra desigualdad más entre ricos y pobres y otra
concesión al capitalismo (las clínicas y medios privados harán su gran negocio
clandestino; se convierte un derecho social en una privatización más). Como
dice Iñaqui Gabilondo: “La ley desampara a las mujeres y ampara hipocresías”.
Esta ley recoge la ideología de la derecha más extrema.
Se asienta y reafirma en ciertas creencias religiosas -que ven a la mujer como
un ser débil, poco fiable y portadora de pecado- en cuyo mundo se ha instalado
el Ministro, sin tener en cuenta que un legislador ha de legislar para todos
(con sus distintas formas de pensar) y que nadie puede imponer una ideología
(como defiende el Sr. Monago, Presidente de Extremadura, del Partido Popular)
ni puede obligar a un sufrimiento por sus creencias.
Además, es una ley totalmente
innecesaria porque no ha habido controversia social ni datos estadísticos que
justifiquen esta revuelta reaccionaria.
Por fin, Alondra, te decides a hacernos disfrutar con tus convincentes argumentos. Me parece magnífico tu artículo. Tocas varios aspectos clave en este asunto delicado del aborto. El más contundente es el que se refiere a la salud, a la conciencia y a la madurez de la mujer como persona responsable. Con esta ley se ponen de manifiesto las contradicciones del propio ministro, mejor dicho de todo el gobierno, con sus políticas antisociales, como es el desmantelamiento de la asistencia a dependientes, cuando al mismo tiempo pretende obligar al nacimiento de individuos con malformaciones que los harán absolutamente dependientes, o padezcan dolencias incompatibles con la vida. Está claro que el fanático mundo religioso que presiona al gobierno ha impuesto su moral, incluso en contra de las opiniones y exigencias de gran parte de miembros del propio PP.
ResponderEliminarMuchas gracias, Solrío, por tu generoso comentario con el que, además, complementas el artículo al sacar a la luz, con la claridad habitual en ti, las contradicciones del gobierno.
EliminarTambién te agradezco el apoyo que siempre me has demostrado.
¡Estupenda entrada! Es necesario que los poderes públicos, en este y otros temas, escuchen de una vez la voz del pueblo, de la gente, y que no actúen con hipocresía y con varias varas de medir según de quien se trate. Enhorabuena por esta entrada de Alondra, que esperemos siga escribiendo en este blog.
ResponderEliminarMe gusta mucho tu comentario. Es conciso, acertado, preciso y precioso.
EliminarTe agradezco mucho el ánimo que me das para seguir escribiendo pero, ahora, te toca a ti hacer una entrada.
Maravillosa entrada.Debería haber personas, que se pusieran por un momento en la piel de una mujer.No digo esto por desmerecer al género masculino,puesto que un embarazo ,se debe considerar cosa de los dos géneros .Simplemente se debería considerar si es justo traer a este mundo a una criatura,sin pensar en el futuro que le espera.
ResponderEliminarHola, Anónimo:
ResponderEliminarTu bonito comentario levanta un "dedo acusador" hacia aquellas personas que, obviando lo evidente -el derecho a decidir de las mujeres- dicen defender a la mujer y al concebido, pero no ayudan ni a la una ni al otro. Solo imponen su ideología y creencias religiosas ignorando a las personas más directamente afectadas.
Desgraciadamente, aún nos queda a las mujeres mucho camino que recorrer y muchos obstáculos que salvar para que se nos equipare a los hombres, para que seamos iguales como personas y, como decía MANDELA: "Siempre parece imposibles hasta que se hace", hemos de seguir luchando hasta conseguirlo.(Nadie se pondrá en nuestra piel).
Alondra,está claro: a ti Gallardón no te convence y no solo eso, te irrita. A mi también, a pesar de mi posición personal en este asunto del aborto.
ResponderEliminar¡Ay, ese llamado aborto terapeutico! ¿Terapia no quiere decir curación? Aquí veo el mundo al revés; considero que la defensa del aborto en este supuesto debería ser propio de quien lo impide (Gallardón y Cia ) y rechazado por parte de quien lo defiende : los que se manifiestan a favor del más débil, de la igualdad, de los que claman en definitiva porque todos nos covijemos bajo los mismos derechos.Esto siempre lo vi así, luego mi situación peronal me confirmó la coherencia de mi convicciones con mi actuación.
¿Acaso el sol no es de todos? ¿Y el goce? ¿Y la alegría? ¿Y el llanto? ¿Y la bondad? ¿Acaso solo ellos presentan deformaciones? No habría espacio para enumerar las consecuncias que las deformaciones de muchos "normales" han causado a la humanidad. ¿Qué pedir para ellos? ¿Cómo detectar sus taras?
Y es que, los que están de acuerdo con el aborto de los "más débiles entre los débiles", quizá no han tenido ocasión de comprobar en qué medida están presentes los sentimientos arriba mencionados y dan por seguro, no es que lo supongan, que serán degraciados y harán desdichados a los que vivan su vida con ellos. Su certeza nace no sólo de ese desconocimiento, surge también al no plantearse que se debe luchar ,más allá de las manifestaciones y protestas por los "otros" de siempre (los sin techo, los parados, los desheredados de todo) y por estos "otros" a los que ni la posibilidad de clamar su necesidad de la defensa de los demás les ha sido dada. Su voz callada, sus necesidades sólo serán escuchadas y cubiertas por aquellos capaces de emprender y empeñarse no en una lucha política, ni religiosa, ni de logro de equiparación de derechos, sería una lucha de tipo filosófico y humanista en el amplio sentido de la palabra. Me pregunto: ¿A quién correspondería la defensa de sus derechos ? ¿A quién recurrirían ellos si pudieran hacerlo?
En charlas y asambleas hemos oído la necesidad de educar a la ciudadanía para que no se deje poner yugos o para romperlos una vez se vea con ellos. Eduquémosnos para no ser nosotros los que por falta de profundización y ampliación de esa formación consideremos suficientes para decidir que sería razón justificada el no dejarles nacer, las particularidades ,que en el supuesto del que hablamos presenten los nascituros.
En los demás supuestos: libertad para quien tenga que decidir y actuar con las mayores garantías a fin de evitar sufrimientos extras. Y que la ideología de quien, como el señor Gallardón, se mantuvo callado en guerras como la de Irak (¿Acaso no es un derecho conservar la vida de quien ya la tiene?) ,no se ponga en marcha a fin de presentarse como el defensor de la vida.
Alondra, ya sabes de mi poca pericia en cuestión del manejo de ordenadores.Casi me vuelvo loca tecleando y me he saltado normas elementales de ortografía y puntuación.No he tenido ni siquiera la precaución de hacer una vista previa antes de imprimir.
ResponderEliminarLa próxima vez seré más cuidadosa.
Un besote,
Zulema.
A ZULEMA:
ResponderEliminar"En los demás supuestos: libertad para quien tenga que decidir y actuar con las mayores garantías a fin de evitar sufrimientos extras." Esto resalto de tu bien argumentada posición.
Además, también comparto esta conclusión: "Eduquémosnos (eduquémonos) para no ser nosotros los que por falta de profundización y ampliación de esa formación consideremos suficientes para decidir que sería razón justificada el no dejarles nacer, las particularidades , que en el supuesto del que hablamos presenten los nascituros." Pero me vas a permitir que haga una precisión: Cuando se habla de "graves malformaciones" no creo que se aluda a "particularidades" del nasciturus. Por eso, el conocimiento científico lo más objetivo posible de la gravedad del caso, de la situación personal y ambiental, y las consecuencias previsibles para la criatura que ha de nacer, tienen que orientar la conciencia de quienes tienen que decidir en situación tan grave. Esto sin la coacción de una ley o la presión de voluntades ajenas.
Finalmente, cuanto razono no representa lo que personalmente decidiría, sino que es el resultado de la comprensión hacia quien tome cualquier decisión dentro de la legislación vigente, que (es mi opinión) ni anima ni reprime la voluntad de la mujer.
Tengo la impresión de que nuestras posiciones no están muy alejadas. Solo me queda manifestar mi admiración hacia quienes deciden con coraje compartir su vida con personas que tienen mermadas, en el momento de partida, sus capacidades: estoy seguro de que el amor y la entrega hacen milagros.
Saludos
Hola, Zulema:
ResponderEliminarEstoy totalmente de acuerdo en la necesidad de educarnos e informarnos más profundamente en algo tan delicado y sensible como es el “nasciturus”.
Por supuesto que las “particularidades” son superadas con creces en un ambiente de comprensión y amor, pero sería deseable matizar, distinguir, como opina Solrío, entre “particularidades” y “graves malformaciones”.
En este sentido, probablemente, es la ciencia en todos sus aspectos (sanitario, familiar, social, ambiental, educacional…), la que deba aportar el mayor número de elementos de juicio que considere necesarios o imprescindibles para el futuro del “nasciturus” y, con todo ello aclarado y expuesto sobre la mesa, dejar libertad de decisión a quien tiene que decidir que, en todo caso, es la mujer y nunca el político con imposiciones y penalizaciones.
También coincido contigo en la hipocresía de defender la vida del no nacido sin preocuparse de los ya nacidos, víctimas de guerras, del hambre, de enfermedades….
Zulema, me encanta tu comentario, así que a seguir escribiendo.
Un abrazo.