
Afrontamos la “cuesta de enero”
asediados por la crisis, pero atraídos hacia el consumo por el señuelo de las
“rebajas”. No osaría recomendar moderación en este trance porque el sistema,
como cualquier dios antiguo, exige constantemente víctimas propiciatorias. Sin
el consumo, la crisis y el paro se agravarían, ahora bien, consumiendo de forma compulsiva, el
sistema que nos ha traído la crisis se realimenta empezando a incubar la
siguiente crisis.
A estas alturas creo que estamos
en condiciones de comprender que nos vemos atrapados ante el chantaje oculto de
tener que apoyar reformas –que nos matan primero para resucitarnos después– ante
la amenaza del paro y el temor a que se hunda el tinglado. Individuos, empresas
y estados se entrampan hasta las cejas por medio de préstamos; créditos cuyos abundantes
beneficios engrosan los bolsillos de los que pertenecen a eso que llaman los
mercados, que nos incitan con la publicidad a vivir para consumir.
Mantener a toda costa la espiral
ascendente del consumo para conseguir un aparente estado del bienestar provoca
indirectamente dos efectos contrarios: uno, el del empleo, la producción y el progreso,
que suponen mejorar el nivel de vida material y cultural de una parte de la humanidad,
aunque esté acabando por enriquecer a unos pocos dejando a muchos en el umbral
de este falso paraíso; otro, amargo y suicida, el de la explotación de los
trabajadores, el empobrecimiento paradójico, el agotamiento de los recursos, la
acumulación de residuos, la contaminación y el cambio climático.
El propósito de estos posts no es desanimar a nadie que decida
aprovechar las oportunidades de comprar más barato aquello que realmente
necesita. De lo que se trata es de poder compartir mi reflexión desde el
conocimiento de una realidad que la publicidad nos oculta. Completaremos la
reflexión en las siguientes entradas.
Dejando al margen que en las rebajas se pueda comprar lo que se "necesita" a mejor precio y sin entrar en el chantaje consumo-empleo, lo cierto es que la brecha entre ricos y pobres es cada vez mayor.
ResponderEliminar¿No cabría la posibilidad de que los estados se unieran para enfrentarse con valentía al "todopoderoso dios mercado" en vez de alimentar continuamente su insaciable voracidad?
Quizá sea una consideración demasiado ingenua o una utopía, pero sería deseable que, por una vez, los gobiernos apoyaran con decisión a los más necesitados y débiles y no a los más fuertes y adinerados.
También es necesario que se respete y cuide más el planeta que habitamos.Bastaría con poner un poco de voluntad..
Un abrazo. Alondra.
No puedo estar más de acuerdo con todo lo que planteas. Aunque todos finalmente caigamos en la trampa del consumismo, reflexionar como tú lo haces nos puede llevar a distinguir entre las necesidades reales y lo superfluo. Y lo que es más importante: qué consecuencias tiene sobre los demás y sobre el planeta la compra de ciertos productos. De esto tratarán las próximas entradas.
ResponderEliminarHola a todos,
ResponderEliminarAunque aparentemente no tenga nada que ver con el contenido de "La historia de las cosas" pensándolo bien sí que la historia de las cosas tiene mucho que ver con la capacidad humana de mirar la realidad, interpretarla y hacer todo lo posible por transformarla para el beneficio de todos. Esa sería la capacidad inquisitiva que sobreviene como consecuencia de haber desarrollado el cerebro y el corazón: examinar con el cerebro y transformar con el corazón. Eso es también la investigación cientifica, la instancia más efectiva en lanzar comunidades y pueblos hacia un desarrollo cada vez más pleno. Desafortunadamente, y como consecuencia de la crisis, el gobierno español planifica reducir el presupuesto para la investigación en España.
Sería un error grave adoptar esa politica. Sería tirar por la borda el esfuerzo realizado por los contribuyentes y los cientificos españoles en los últimos 20 años a fin de situar a España en la esfera de competitividad cientifica, económica y social que le corresponde. Os sugiero que visitéis el sitio que, dos de nuestros jóvenes y geniales compatriotas, han diseñado para que sumemos nuestra voz a la petición de dedicar el 0.7% de la contribucion a la investigación cientifica.
Ir a: http://actuable.es/peticiones/casilla-apoyo-la-ciencia-la-declaracion-la-renta
Juntos podemos. Saludos afectuosos
Rafaela
¡Estupenda entrada y preciosos e interesantes comentarios! Una vez más nos encontramos ante el chantaje al que nos ha llevado el capitalismo: el consumismo. Con voluntad, esperanza, y como bien dice el anterior comentario, con la capacidad humana de mirar la realidad, creo que podremos empezar a superar desde ahora esta terrible situación. Yo confío en esto.
ResponderEliminar¡Mucho ánimo a todos y a todas!
Querida Rafaela: No se puede explicar mejor la importancia que la ciencia tiene para el desarrollo de los pueblos. Comparto también tu crítica sobre el hecho, ya cierto, de desinteresarse, una vez más, de dar continuidad al apoyo económico y cultural a la investigación científica y tecnológica. Importa, al parecer, lo inmediato y el populismo que busca réditos electorales.
ResponderEliminarAunque va implícito en tu análisis, quisiera resaltar el hecho de que la propia ciencia proporciona el conocimiento, los métodos, los criterios y los valores necesarios para devolver al planeta lo que al planeta se le extrae. La vida puede seguir siendo bella, saludable y placentera si la ciencia, iluminada por la conciencia y la ética, busca el beneficio de toda la humanidad.
No creo que haya muchas personas tan poco apegadas al consumo y con tanta conciencia cívica como tú, Puri. La suma de muchas ciudadanas y ciudadanos con ese nivel moral acabaría generando un holón planetario de efectos renovadores de esperanza, desde el que se valoraría lo material con criterios de justicia y lo espiritual se transformaría en sentimientos fraternales.
ResponderEliminarOlvidé decirte, Rafaela, que ya firmé la petición al Ministro de Hacienda de que se abra una casilla en la declaración de la renta para dedicar el 0,7% a la Ciencia. Desde luego es de agradecer que lo hayas recordado aquí.
ResponderEliminarUn abrazo