El
pasado jueves, día 16 más de un centenar de personas se concentraron ante los
juzgados de Córdoba en apoyo de ocho compañeros que habían sido denunciados por
el Ayuntamiento por la ocupación del que
fue colegio Rey Heredia. Pasan de cuatrocientas las personas que se
autoinculparon por participar en la ocupación y en las actividades sociales y
culturales que de forma espontánea se organizaron en dicho inmueble.
Todo
empezó el 4 de octubre del año pasado. Una multitudinaria manifestación contra
el decreto de las pensiones partió de Las Tendillas con dirección al Sector
Sur, en cuya Plaza del Mediodía se tenía planeado realizar una acampada
simbólica que explicaría la grave situación actual provocada por los recortes
sociales del gobierno. Al pasar por la puerta del colegio Rey Heredia (junto a
La Calahorra), que llevaba unos dos años cerrado y abandonado, alguien empujó
sus puertas y cedieron al no tener puestas las trancas. En ese momento se
cambiaron los planes y los participantes de la manifestación fueron entrando
sin dificultad. Más tarde, llegó la policía local e identificó a los ocho que aún
permanecían dentro.
La
actividad de los días siguientes sorprendió a todos. Gentes del barrio
empezaron a colaborar adecentando unos espacios que ya daban claros signos de
abandono: se pintaron las aulas y demás dependencias, se pusieron cortinas,
aparecieron sillas, mesas, muebles y estanterías, se colgaron cuadros… Y en
poco más de una semana La Acampada Dignidad Rey Heredia se había convertido en
un centro social que el barrio venía demandando hacía años.
En
asambleas abiertas con la participación de vecinos y vecinas del barrio y
miembros de diversos colectivos se empezaron a organizar las actividades que
cada semana tratarían de responder a las necesidades más urgentes del barrio:
comedor social, cocina abierta, clases de apoyo, debates sobre acciones para
afrontar el problema del paro, de los desahucios, de la precariedad de la mayoría
de las familias…
La
actuación más urgente era resolver el problema que llevaba a muchas familias a
no alimentarse adecuadamente por falta de recursos. Desde el principio se
consideró básico que se salvara la dignidad de quienes necesitaran el servicio
de comedor o cocina participando en cualquiera de las muchas actividades que estaba
ofreciendo el centro social. Así, albañiles en paro, pintores, amas de casa y
demás personas sintieron que se estaban ganando su justo alimento.
No
tardó mucho el Ayuntamiento en considerar ilegal la ocupación del antiguo
colegio a pesar de que se estaban atendiendo necesidades del barrio que la
propia institución municipal desatendía.
Como la presencia policial y los comunicados de desalojo no lograron
desanimar a los ocupantes, la Alcaldía optó por llevar el asunto al juzgado.
Para ir poniendo mayores dificultades, cortaron el suministro del agua. La
respuesta fue que se organizaron cadenas humanas para traer agua de una fuente
próxima. Para guisar, aparecieron de inmediato bidones de agua de los hogares
del barrio. Aunque se logró abrir de nuevo la llave de paso, personal enviado
por el Ayuntamiento, tras abrir una zanja en la calle, cortó definitivamente el
agua, lo que obligó a reanudar el colectivo sistema de suministro.
Al
salvar el obstáculo de la falta de agua, el comedor no se interrumpió. La buena
organización del mismo permitió que los propios comensales participaran en
preparar, servir, comer, recoger, fregar y dejar los espacios listos para el
día siguiente. Llega a prepararse comida para más de cien personas. Muchas
familias han optado por la alternativa de llevarse el menú completo a sus
casas. Cada día y cada semana se reciben donaciones de las pequeñas tiendas, de
los puestos del mercado del barrio y de las familias menos necesitadas, que
hacen posible que la solidaridad de los más pobres palie la situación
desesperada e injusta de sus vecinos.
Como
de la noche a la mañana aparecieron estanterías, mesas, sillas y los primeros
libros que fueron la base para ir montando una biblioteca. Actualmente esas
estanterías están bastante nutridas de libros de todas las materias que pueden
interesar a niños y adultos.
En
cuanto a los niños, tienen la oportunidad de recibir por las tardes clases de
apoyo y no se van a sus casa sin haber tomado su vaso de leche, galletas y una
fruta. El fin de semana tienen actividades lúdicas acompañados de sus padres.
Así como los adultos, los niños tienen la posibilidad de asistir a proyecciones
de videos.
El
día de Reyes fue una fiesta para los niños que recibieron su juguete gracias a
la abundante donación de otros niños que están aprendiendo las actitudes
solidarias que el ejemplo de sus padres y la Acampada Dignidad les ofrecen. También
ha habido una importante participación en actividades fuera del centro, como
los pasacalles y, sobre todo, los mercados de trueque.
Y no
podían faltar las charlas, conferencias, asambleas de múltiples colectivos (no
solo del barrio, sino de la ciudad e incluso del ámbito provincial) que han
convertido el Rey Heredia en su centro cultural. Cualquier tarde-noche pueden
estar realizándose en las aulas de forma simultánea diversas actividades:
clases de informática, jornadas sobre la salud, más de una charla informativa de
expertos o conferencias y debates sobre economía, sociedad y política, que
tanto recelo parecen despertar en el poder.
A
menos de cien metros, ahí está: un huerto urbano simbólico, pero un huerto al
fin y al cabo. Puede que las primeras verduras cultivadas con ilusión por
vecinos y vecinas se recolecten esta primavera: ¿Anunciarán el preludio del retoñar
de la rebeldía popular contra la inclemencia de las políticas perversas que aniquilan
los derechos cívicos?
En
Acampada Dignidad Rey Heredia se ha instalado la emisora Radio Dignidad que
emite en horario de tarde cuanto sea de interés para el barrio.
Si
el Sr. Juez, que había citado a los ocho compañeros imputados y pidió un informe,
tanto a la policía judicial como al Ayuntamiento, sobre la situación actual del
Rey Heredia, tuviera a bien considerar legal la ocupación por sus fines
sociales y por no haber provocado ninguna acción violenta ni daño material
alguno (todo lo contrario: se ha puesto mucho empeño a adecentar y mantener las
instalaciones en las mejores condiciones, salvándolas del abandono y la
posterior ruina), el barrio y toda la ciudad tendrían una sede provisional que ayudaría
a paliar en parte su situación de barrio marginado.
Toda
la información que deseen la tienen en la página Web de la Acampada Dignidad
¡Preciosa entrada! Nos ilustra y nos explica estupendamente la historia de la Acampada Dignidad Rey Heredia, que tantísimo está luchando por la dignidad de todas las personas. Espero y deseo que el juez sepa valorar y entender que esta acción es un ejemplo para todos y todas, y no un delito. Y que los políticos tomen nota de todas estas acciones y actúen ellos también con dignidad.
ResponderEliminar¡Mucho ánimo para todos y todas, juntos podemos conseguirlo!
Estupenda entrada que pone de manifiesto todo el beneficio que la Acampada Dignidad está aportando tanto al barrio como a otros colectivos externos.
ResponderEliminarLas autoridades políticas, no solo desatienden las necesidades de la barriada sino que ponen obstáculos a que personas concienciadas y solidarias intenten solucionarlas.
Ojalá que el juez vea los resultados tan extraordinariamente positivos que se están logrando y dé luz verde para continuar y conseguir, así, muchos más objetivos.
Desde aquí todo mi apoyo a la Acampada Dignidad que lucha por la dignidad de un barrio y de todo el pueblo de Córdoba.
Os agradezco vuestro interés por el tema y esperemos que todo acabe bien para beneficio de las muchas personas que necesitan ese espacio y las actividades solidarias que allí se realizan. Además, se está empezando a tomar conciencia de los derechos que son vulnerados y de la necesidad de afrontar unidos la lucha por defenderlos.
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