10 jun 2013

Pensiones con futuro (1)


Hay que reconocer la solidaridad de muchos ancianos y ancianas que, en este cruel período de crisis, con sus menguadas pensiones estén paliando la grave situación que padecen sus parientes que no tienen trabajo ni prestaciones sociales. Pero el futuro nos lo están pintando aún más sombrío con ocultas intenciones. A lo largo de estos artículos trataremos de descubrir porqué aunque el sistema de pensiones no debería de correr peligro, con tanto repetirnos que serán inviables, hemos llegado a creer la falacia de que no se podrán costear las pensiones futuras si no se rebajan, pero no se habla de que hay 63 mil millones en el fondo de reserva para hacer frente a este período de crisis y, en el peor de los casos, de aumentar los ingresos con cargo a los presupuestos del Estado para que, como establece la Constitución, los jubilados tengan garantizado que vivan con dignidad los últimos años de su vida.

Hasta hace dos años, nos han hecho creer que las pensiones han ido recuperando el poder adquisitivo (con la trampa de tomar el mes de noviembre como referencia y hacer bajar intencionadamente el precio de los carburantes para controlar el IPC). En 2012 se congelaron. Para este año, el Gobierno ha formalizado la subida del 1%, y del 2% para los jubilados que cobren menos de 1.000 euros al mes, pero no las ha
actualizado al 2,9% alcanzado en noviembre, con lo que han perdido más que poder adquisitivo (1,9 y 0,9 puntos, respectivamente). También ha establecido las cuantías de las pensiones mínimas de jubilación, fijadas a partir de 8.838,2 € (14 pagas de unos 631 €), y las máximas, que no podrán superar los 2.548 mensuales. Las pensiones no contributivas se situarán en 365 mensuales la máxima y unos 91 la mínima.

El real decreto de 15 de marzo pasado ha venido a agravar aún más la situación al aplicar para empeorarla una reforma a la reforma de 2011. Merece una reacción contundente porque hay que tratar de parar este nuevo golpe a los pensionistas que además incluirán “novedades” para los próximos meses, como introducir el factor de sostenibilidad, para ahorrar gastos sin pensar en los ingresos. Las intenciones del ministro Montoro con la “desindexación” son una seria amenaza, porque un comité de 12 expertos están elaborando un informe sobre la base de desvincular las pensiones del IPC y otros factores que supondría una pérdida del poder adquisitivo de casi un 10 por ciento. De momento nos han legislado con alevosía sobre los parados de más de 55 años, sobre los empleados de más de 50 años sujetos de despido, sobre los años cotizados para acceder a la jubilación, sobre la jubilación activa… Y todo cuanto Bruselas quiera exigir.

¿Quiénes son esos 12 expertos que van a decidir las pensiones de casi diez millones de pensionistas y de casi quince en las próximas décadas? Perdón, no son expertos, son sabios. ¿Quién podrá dudar de la sabiduría de esas eminencias? Aclaremos, nueve de ellos son afines a los intereses de la banca, de las financieras y de las grandes compañías aseguradoras. Sí, sí, esas que están ansiosas por meterle mano a la gran tarta de las pensiones. La consecuencia final es que las pensiones llegarán a perder año a año su poder adquisitivo. Esto hará necesario que los pensionistas que puedan ahorrar suscriban fondos de pensiones, que, con el juego especulativo, las aseguradoras alcanzarán pingües beneficios. Con crisis y sin crisis, la SS (pensiones, desempleo y FOGASA) son una perita en dulce para las entidades financieras y la banca (más de 128 mil millones para 2013). Así lo cree el profesor Vicenç Navarro: “La Seguridad Social maneja, en cualquier país, la mayor cantidad de dinero que exista en aquel país. De ahí que la banca, ayudada por la presión de los mercados financieros, desearía intervenir en el manejo y gestión de tales fondos.”



Un ecosistema político-económico hostil

Lo que está pasando con las pensiones y el resto de las prestaciones sociales tiene su explicación, que no es la que el poder nos trata de hacer ver machaconamente y que repiten los medios, casi a coro, dado el déficit democrático que padecemos por falta de pluralidad informativa. Para no perder de vista la realidad en la que vivimos y la amenaza que pende sobre las condiciones de vida de los ciudadanos, recordemos que estamos atrapados, para bien o para mal, en una economía capitalista que, como es sabido, nos domina en dos planos: 

1.- El plano macroeconómico. Sirve a los ricos. Es el plano de los mercados, del capital y las finanzas que con los poderosos medios e instituciones de la economía globalizada controlan las multinacionales y los bancos en connivencia con los políticos. El incondicional apoyo económico a la banca y a las instituciones financieras reduce el poder del Estado y amenaza el sistema de pensiones y todas las políticas sociales. Las leyes de la economía suelen ser convertidas en dogmas y consignas al servicio del capital. Este dispone de gurús que profetizan o vaticinan sobre las graves consecuencias de no seguir sus doctrinas económicas y políticas. Con la complicidad dolosa de los políticos de ideología y prácticas neoliberales, ponen al Estado al servicio de sus intereses, convirtiendo el estado democrático social de derecho en estado mercantil del propio beneficio y la economía productiva en economía especulativa. Con sus poderosos medios de propaganda imponen como axioma que si la macroeconomía va bien, la microeconomía ya mejorará. Es una vil falsedad.

2.- Frente a esto, sometido a una rigurosa dependencia del plano superior, subsiste el plano de la economía real, que afecta a las pequeñas empresas, a la existencia de los ciudadanos, al pan de cada día, al mundo del trabajo, del desempleo, del salario, de las pensiones, de la sanidad, de la educación, de la vivienda, de las carencias y de la pobreza. Aunque hay prestigiosos economistas que mantienen que la economía ha de estar al servicio de las personas, vemos que finalmente se impone la ley de los mercados; de la macroeconomía sobre la microeconomía; de los intereses de la banca sobre las necesidades de las personas: es el dominio de los ricos sobre los pobres. ¡Este es el modelo del poder omnímodo, implacable e inhumano del vigente capitalismo salvaje que provoca más desigualdad en los períodos de crisis! Y, ¡maldita paradoja!, se sostiene con los votos de millones de ciudadanos y ciudadanas que resultan finalmente siendo víctimas de aquellos a los que eligieron: los corderos llamando a los lobos.


Continuaremos con las pensiones.

3 comentarios:

  1. ¡Estupenda entrada! Resulta difícil resumir en pocas palabras todo lo que se me viene a la mente. Es verdad que en cierto modo estamos atrapados en este capitalismo salvaje. Pero lo importante es darnos cuenta de que juntos y organizados podemos enfrentarnos pacíficamente a todo este sistema. "Los de arriba" no quieren que nos unamos, por eso debemos estar más unidos que nunca.
    ¡Ánimo, que juntos podemos!

    ResponderEliminar
  2. Excelente entrada que, ilustrada con elocuentes viñetas, expone claramente las verdaderas intenciones del "Capital" y los gobiernos cómplices.
    Por ello es tan importante que l@s ciudadan@s tomemos conciencia de que somos una inmensa mayoría las personas víctimas de la codicia de este capitalismo salvaje. Porque no estamos padeciendo una crisis, sino el ataque premeditado, bien elaborado y brutal del "capital organizado", que busca acabar con la democracia representativa y el bienestar social que, tras muchos años de lucha, lágrimas y vidas de aquell@ que nos precedieron, hemos conquistado.
    Es necesario pasar de "meros" votantes cada 4 años, a ser ciudadan@s plen@s y ejercer como tales defendiendo nuestros derechos (que está en la Constitución, en la Declaración de DDHH...)
    Hemos de concienciarnos en que tod@s unid@s tenemos un enorme poder para ejercerlo pacíficamente (aunque ellos cuenten con la ingente cantidad de medios que nos revela la "entrada").
    Si nos quitan los derechos nos dejan sin dignidad y, ésta, de ninguna manera puede ser negociable.
    ¡Adelante! Unid@s podemos. Unámosnos antes de que sea tarde y procuremos informar a los corderos para que no vuelvan a llamar a los lobos.









































    ResponderEliminar
  3. P. y A. Vuestros comentarios profundizan aún más en las claves del compromiso para conseguir parar esta barbaridad que nos están imponiendo los amos del mundo. Cuantas más personas entiendan el engaño en el que vivimos, más pronto podremos unirnos para desenmascararlo y convertirnos en los legítimos protagonistas de nuestro destino como correspondería a un sistema auténticamente democrático.

    ResponderEliminar