25 nov 2011

¡NO! A LA VIOLENCIA DE GÉNERO



Hoy, 25 de noviembre, se celebra el Día Internacional contra la Violencia de Género. No viene de más recordar que este es otro objetivo pendiente de cumplir en todas las culturas del mundo. Tampoco conviene olvidar que la educación debe de dar prioridad a erradicar toda clase de violencia.

Pero tal vez sea más eficaz insistir hoy en la necesidad de acabar con esa lacra, producto de la cobardía y la crueldad, que viene padeciendo la humanidad desde el principio de los tiempos. Se ha aceptado y se sigue aceptando como normal el dominio del "macho" sobre la "hembra", con todas las consecuencias de sufrimiento que soporta la mujer ante esa actitud.  Aún falta mucho para que el respeto de los derechos humanos en igualdad entre mujeres y hombres rija la convivencia con toda normalidad.

Es fundamental que la mujer y su entorno conozcan bien las situaciones de riesgo que amenazan las relaciones en pareja cuando el hombre sigue el patrón del "macho dominante". Las palabras que ofrezco a continuación tratan de alertar sobre estos casos:



"El derecho y la educación, con todos sus defectos, suponen una importante garantía para la convivencia. En el trato común, aunque siempre suele prevalecer un sujeto sobre otros por su condición social, carácter o apariencia, la buena educación tendería a buscar el equilibrio en la convivencia, pero en otros casos, las situaciones se saldarán sólo con cortesía o con algún mecanismo de adaptación, o tal vez con un tipo de parasitismo servil o lo que sería más grave, con una situación de acoso y exposición a cualquier forma de abuso o maltrato en el ámbito familiar, escolar, laboral o social más amplio, condicionada por factores sicológicos o la ausencia de valores éticos de los individuos, convirtiendo el acto inmoral en delictivo.

En las relaciones personales familiares, como ocurre por ejemplo con las parejas, esta relación de dominio, si el supuesto D [dominante] no ha interiorizado los principios éticos de igualdad en derechos y de obligado respeto mutuo, puede alcanzar la máxima gravedad y, por razones obvias, quedar impune. El drama que padece d [dominado/a] puede aflorar, como desgraciadamente ocurre, cuando ya sobreviene la tragedia. La ley puede llegar a proteger pero no cambia las actitudes ni hace desaparecer todos los riesgos. 

Del mismo modo, un “macho rechazado”, si no respeta los sentimientos ni la decisión tomada por la persona pretendida, si dominan sus actitudes machistas, aunque no se muestre inicialmente violento, puede desencadenar una estrategia de acoso progresivo, para satisfacer sus pretensiones de modo similar al que nos relata Nora Rodríguez que utiliza el acosador moral. Comienza por estudiar astutamente a la víctima, detectando con gran precisión sus inseguridades y lanza sus primeras tentativas. Mientras lo hace, se muestra como una persona encantadora, amable, inofensiva, desgraciada. Intenta que la víctima se sienta causante de su malestar, sin responsabilizarla de forma directa. Así capta a la víctima, la confunde y la atrae a su juego. El acosador provoca el sentimiento de que lo que importa es su problema, haciendo que la víctima se desentienda de su propio sufrimiento anulando su autoestima al tiempo que sólo se “complace” atendiendo las demandas del acosador. Si este no está seguro, empezará el proceso de pequeñas conquistas sutiles que la víctima no es capaz de valorar negativamente. Sin perder la “amabilidad” pedirá disculpas ante los errores con argumentos de “buena” intención y de “nobles” sentimientos hacia la víctima. 

Este juego de atrevimientos y arrepentimientos va mermando la capacidad de resistencia de la víctima hasta que su voluntad queda en manos del acosador. A partir de este momento la víctima, atrapada, empieza a sufrir un proceso de estigmatización que la hará sentirse culpable de cuanto le ocurre y será vista por los demás como causante de su propia desgracia, porque el acosador, con su actitud engañosa, se muestra inocente.

Que las personas más vulnerables conozcan estos juegos crueles podría ayudarles a salir de la trampa en la fase inicial o a buscar de inmediato el apoyo que necesiten, porque si por miedo se consolida el compromiso, el drama está servido y, si se fuerza la ulterior separación, la situación podría parecerse a lo que nos describe M.F. Irigoyen: “Con las separaciones, el movimiento perverso, hasta entonces subyacente, se acentúa, y la violencia solapada se desencadena, pues el perverso narcisista percibe que su presa se le escapa”.

Estamos ante, no sólo ausencia de valores, sino ante conductas antisociales estimuladas por una educación machista y violenta."
(De "CórdobaÉtica2mil48". Capítulo 8. Lo intangible vulnerable: la Ética. Consultar en la barra de arriba)

Haciendo un inciso, sin pretender desviar la atención sobre la gravedad del tema que nos ocupa, me hago esta pregunta: ¿Para cuándo sendas leyes especiales para proteger al menor y al anciano?

Y, volviendo al tema, es muy importante conocer la situación de resistencia que se denuncia en este vídeo:



Protesta de víctimas de violencia de género por europapress

4 comentarios:

  1. Estupenda entrada para el día de hoy, 25 de Noviembre, y para todos los días del año. Desgraciadamente, sabemos que la violencia de género no es cosa del pasado, ni tampoco algo exclusivo de otras culturas lejanas. Sólo hace falta atender a los medios de comunicación para saberlo. La educación, la ética, y, por supuesto, el trabajo y la esperanza de una situación mejor nos hará superar esta lacra. Es lo que todos y todas queremos.

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  2. Excelente comentario, PdeC. Con esperanza y esfuerzo colectivo, poco a poco se irá ganando la batalla.

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  3. Desgraciadamente,se siguen viendo como algo natural ciertas conductas machistas y otras sumisas por parte de la mujer,como demuestra una encuesta reciente hecha a adolescentes. Y esto ocurre no en culturas que nos son ajenas (que también)sino en la nuestra.Por ello tenemos que valernos de todos los medios posibles: educación,ética,esfuerzo colectivo...para erradicar esta lacra y batallando sin tregua creo que acabaremos ganando esta guerra.
    Alondra

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  4. No puedes decirlo mejor, Alondra. A eso añadiría que hay que preguntarse qué pretenden algunos jueces con sentencias que parecen querer "aguar" la ley en defensa de la mujer maltratada, como se denuncia en el vídeo adjunto.

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